¿Qué no hacer en una entrevista de trabajo? Banderas rojas que conviene evitar.

entrevista de trabajo

Llegó el momento clave: la entrevista de trabajo. Seguro que sientes ilusión… pero también nervios, dudas, quizás un poco de inseguridad. Y precisamente allí, entre frases bien elegidas y silencios oportunos, pueden aparecer pequeñas señales que, aunque sutiles, los reclutadores interpretan como alerta. A continuación, compartimos contigo algunas de esas banderas rojas (errores comunes que es mejor evitar) acompañadas de ideas para darle la vuelta con actitud y claridad emocional.

  1. Llegar tarde (o demasiado pronto sin avisar)

Por qué importa: una llegada tardía genera presión y puede interpretarse como falta de respeto o desorganización. Pero llegar muy temprano, sin coordinar, puede incomodar al entrevistador cuando aún no está disponible. Cómo convertirlo en algo positivo: calcula bien los tiempos. Lo ideal es presentarte unos 5–10 minutos antes, siempre con margen para imprevistos. Si llegas demasiado pronto, espera en un sitio cercano o avisa con antelación que estás listo y disponible.

  1. Ir sin preparación

Por qué importa: no saber nada del puesto ni de la organización transmite poco interés o falta de iniciativa. Cómo revertirlo: infórmate sobre la misión, visión, proyectos o valores de la empresa. Incluso repasa su página web para poder marcar la diferencia.

  1. Hablar solo de ti, sin conectar con el empleo

Por qué importa: aunque tu trayectoria es importante, la entrevista es una oportunidad para demostrar cómo y qué puedes aportar. Cómo convertirlo en algo positivo: adapta tu experiencia a lo que necesitan. Por ejemplo: “En mi último proyecto, tuve que documentarme rápido y organizarme bajo presión… algo que creo que encaja bien con este rol”.

  1. Quejarse de tu trabajo o de anteriores jefes

Por qué importa: no solo es negativo, sino que hace dudar sobre tu actitud profesional.
Cómo revertirlo: si mencionas dificultades, habla desde el aprendizaje. Algo como: “fue una etapa complicada, pero aprendí la importancia de comunicar claramente prioridades y organizar el tiempo, una lección que me gustaría aplicar aquí”.

  1. No realizar preguntas o solo mostrar indiferencia

Por qué importa: que no preguntes transmite apatía; preguntas vacías pueden parecer forzadas. Cómo darle la vuelta: prepara 2–3 preguntas centradas y sinceras: por ejemplo, “¿Cómo definen aquí una trayectoria de crecimiento en este rol?” o “¿Qué cualidades valoran en quien forme parte del equipo?”. Eso muestra interés y curiosidad genuina.

  1. Hablar mal sin estructurar tu discurso

Por qué importa: un mensaje confuso genera inseguridad y desconcierto.
Cómo mejorarlo: usa ejemplos concretos: “en mi anterior empleo, organicé un taller en 3 pasos (planificar, convocar, evaluar), aprendiendo así a gestionar tiempos y recursos”. El “qué hice y qué aprendí” funciona siempre.

  1. No cuidar tu lenguaje corporal

Por qué importa: Cruza de brazos, evitar la mirada o postura cerrada comunican inseguridad o desinterés. Cómo corregirlo: adopta una postura abierta, mantén contacto visual sin excesos y escucha activamente. Tu actitud puede decir tanto como tus palabras.

  1. Fingir o exagerar lo que sabes hacer

Por qué importa: si te descubren, pierdes confianza. Además, imposibilita dar lo mejor de ti realmente. Cómo hacerlo bien: sé honesto sobre tus fortalezas y también tus áreas de mejora, pero enfócate en tu capacidad de aprender. Por ejemplo: “aún no tengo experiencia en esa herramienta, pero ya estoy haciendo un curso online y puedo aplicarlo desde la primera semana”.

Texto: Blanca. Experta en Recursos Humanos. Voluntaria en Inspiranza

Imagen: Ana. Diseñadora gráfica. Voluntaria en Inspiranza

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *