Nada está bien, nada está mal. Así funciona la escritura terapéutica. Vale permitirnos que aparezca sobre el papel absolutamente todo lo que va pasando por nuestra mente.
En 1960, Ira Progoff, psicoterapeuta estadounidense, al darse cuenta de que los beneficios de la escritura podían incorporarse a la terapia psicológica, creó el Método del Diario Intensivo y, con ello, abrió un camino a la escritura terapéutica. La escritura terapéutica no tiene nada que ver con la literatura, no nos centramos en la manera de escribir, sino el contenido. Debemos tener presente que se trata de una escritura expresiva, de autoconocimiento y de expresión de emociones que, además, nos ayuda a trabajar la creatividad.
Escritura terapéutica como forma de meditar
El hábito de escribir puede ser un momento de meditación, una pausa dentro de la actividad diaria, una contemplación sobre quiénes somos y un entendimiento profundo de nuestra realidad. La meditación es la disciplina por excelencia que posibilita una apertura de consciencia que trasciende los enganches emocionales, mientras que la escritura da la posibilidad de trabajar con ellos de un modo creativo y liberador. Así, el beneficio es doble: por un lado, estaremos focalizándonos en lo que deseamos profundizar, cambiar o descubrir de nosotros mismos y, por otro, practicaremos la atención plena.
Esta práctica es acerca de preguntarnos, de tomarnos un tiempo, de parar. Se trata de centrarse en la actividad de escribir, sin juzgar lo que se escribe, al mismo tiempo que respiramos para prestar atención a este presente.
Es importante recordar que esta práctica de escritura no debe ser forzada. Si no se puede llevar adelante la práctica diaria, se puede empezar con una práctica semanal. Tampoco es necesario escribir una gran cantidad de hojas. La escritura aquí nos sirve de desahogo, hay que permitirse sentir lo que sentimos. Si estamos en un buen momento, podemos escribir sobre todo lo que queremos crear. Si estamos en un mal momento, la escritura nos permite darle un lugar a esas emociones para buscar una salida creativa.
No existe un único método y todos funcionan si somos constantes. Se pueden escribir ideas desconectadas entre sí, plasmar pensamientos y emociones, lo que frustra o limita, expresar por escrito cómo sería el día perfecto… Al vaciar nuestra mente volcando lo que surja sobre un papel, evitamos la rumiación mental. Si solo nos quedamos en el pensamiento, la mente puede ir enredando ideas sin rumbo. Sin embargo, al ponerlo por escrito, estructuramos mejor esos pensamientos. Seamos, entonces, conscientes de nuestros pensamientos y emociones.
Ejercicios de escritura terapéutica
Si nunca has practicado escritura terapéutica puede pasar que cuando quieras comenzar a escribir de manera premeditada, la mente se te quede en blanco y, paradójicamente, no aparezca ningún pensamiento. Permitámonos relajarnos, pero sin dejar de prestar atención y, tarde o temprano, la mente volverá a las andadas y generará pensamientos que escribiremos a medida que aparezcan.
Estas son algunas ideas para empezar este nuevo hábito.
- Diario de agradecimiento para escribir sobre aquello que les hace sentir afortunados cada día.
- Cuaderno de curiosidades para escribir sobre aquello que les haga pensar o plantearse preguntas (y después de escribir investigar al respecto).
- Diario de valores. Escribe sobre qué valores les son más útiles, cuáles te gustaría empezar a desarrollar y cómo lo lograrás.
- Cuaderno de aprendizajes para escribir sobre algo nuevo que hayan aprendido.
- Apuntes de frases, pueden buscar una frase que les guste, tratar de analizarla y escribir una reflexión sobre ella.
- Notas de lecturas. Si estás leyendo, puedes escribir acerca de lo que leíste el día anterior.
- Journaling, consiste en escribir todo lo que venga a la mente sobre las experiencias del día, pensamientos, emociones, opiniones.
- Intención del día. Escribir un enunciado que sea útil para enfocar la atención a lo largo del día. Cada día al despertar toma unos minutos para respirar conscientemente y escribir cuál es la intención para ese día, qué quieres lograr y qué te vas a permitir.
- Diario de sucesos agradables. Divide la hoja en 5 columnas y escribe estas preguntas por cada situación agradable (aunque sea mínima) que hayas vivido en el día. ¿Qué pasó? ¿Qué sensaciones experimentaste en tu cuerpo? ¿Qué emoción(es) te generó el suceso? ¿Qué pensamientos pasaron por tu mente? ¿Qué piensas ahora respecto a ese suceso?
- Diario de sucesos desagradables. Lo mismo que con el ejercicio anterior, sólo que esta vez describe los acontecimientos desagradables.
Sea cual sea la opción que elijan, ten siempre presente que escribimos tal cual lo que surja en la mente, no damos opción a la crítica, no juzgamos. Simplemente expresamos lo que llega a la mente de la manera que llega.
¿Cómo practicar escritura terapéutica?
- Hacerlo en el momento y el lugar adecuado asegurándose de que la escritura permanezca fuera del alcance de otras miradas, permitiendo una expresión libre y sin restricciones. La clave es disponerse a soltar el control y plasmar todo lo que fluye en la mente en ese instante.
- Escribir todo, sin importar cuán absurdo, extravagante o inapropiado pueda parecer. No importa si parece carecer de sentido, si resulta aburrido o incomprensible. No existe una manera incorrecta de hacerlo.
- Evitar corregir mientras se escribe, incluso si se cambia abruptamente de tema.
- Mientras escribimos podemos observar lo que nos ocurre y así entrenar nuestras reacciones, pudiendo separarnos de la intensidad de ciertas emociones y, a su vez, nos hace ser reflexivos respecto a la relación con los demás, de igual modo sobre el entorno que nos rodea y cómo nos desarrollamos dentro del mismo. Si aprendemos a observarnos podremos ver a las demás personas de un modo diferente. El ritmo de vida al que nos enfrentamos en ocasiones trae consigo unos altos niveles de estrés y ansiedad, por ello reservar unos minutos del día para esta práctica puede cambiar completamente nuestro estado. Podemos crear un futuro donde, porque estamos presentes, tenemos la capacidad de innovar y de ser creativos.
Si apreciemos algunos de los tantos beneficios de la escritura terapéutica, de seguro será una gran práctica para aprender incorporar otra perspectiva de los acontecimientos, ya que en muchas ocasiones surgen complicaciones que parecen no tener solución, pero si nos paramos a escribir sobre algunas de estas cuestiones podremos darnos cuenta de que quizás nuestra visión sobre el problema no era la adecuada y estábamos creando un obstáculo mayor en nuestro camino.
Con paciencia y constancia, confía.
Texto: Julieta. Profesora de Yoga. Voluntaria en Inspiranza.
Imagen: Mery. Diseñadora gráfica. Voluntaria en Inspiranza.