¿Alguna vez has sentido que no te detienes un instante para observarte? ¿Has respirado con atención consciente en los últimos minutos? ¿Has habitado tu cuerpo? ¿Has observado el entorno en el que te encuentras?
Se cree que la meditación tiene como objetivo dejar la mente en blanco, deteniendo todo tipo de pensamientos. Por lo que en nuestra sociedad actual es casi una utopía lograrlo. Un objetivo inalcanzable, podrán pensar muchos. Entonces Mindfulness, también conocida como atención plena, nos invita a jugar con la atención, focalizándola en algo concreto para lograr que el vaivén de pensamientos y la dispersión se ralenticen.
Mindfulness es un proceso que consiste en observar nuestro cuerpo y mente, permitirnos que nuestras experiencias se vayan desplegando de momento a momento y de aceptarlas como son. No significa que debamos rechazar los pensamientos, suprimirlos ni controlarlos. Mindfulness nos acompaña para que logremos separar nuestra persona de nuestros pensamientos y así reconocerlos para cuestionar los patrones mentales. A través de la atención lograremos centrarnos en este momento, no en el pasado, no en el futuro; en este lugar y no en otro.
Esta práctica, además de ofrecernos un conjunto de herramientas para estar en el momento presente, es una filosofía de vida, una actitud recomendable a adoptar para conectar con uno mismo. Nos ayuda a autorregular nuestro comportamiento y a conocernos mejor a través de un ambiente de bienestar. Nos volvemos conscientes de nuestra intención por sintonizar con lo que nos pasa y pasa a nuestro alrededor para desenmascarar automatismos.
Algunos de los beneficios que nos brinda la práctica de Mindfulness: protegernos contra el estrés, reducir la ansiedad, mejorar el control y la gestión emocional, reducir el insomnio, mejorar la capacidad de concentración, aumentar la relajación, favorecer el autoconocimiento y la creatividad
Herramientas para practicar Mindfulness
RESPIRACIONES PROFUNDAS: Normalmente respiramos de manera automática e inconsciente, olvidando que la respiración es la principal forma de nutrición de nuestro cuerpo. Tomar consciencia sobre ella y poder modularla nos brindará un mayor autocontrol sobre nosotros mismos.
OBSERVAR LOS PENSAMIENTOS: La mente tiene la particularidad de poder observarse a sí misma. Cuanto más se practiquen este tipo de ejercicios, más simples nos resultarán y mejor nos entenderemos.
IDENTIFICAR LAS EMOCIONES: Una gran herramienta para sobrellevar las emociones es observar cómo son, cómo se sienten, ponerles un nombre, sin intentar reprimirlas ni eliminarlas. Al identificarlas, nos resultan más manejables y menos extrañas.
TOMAR CONCIENCIA DEL CUERPO: Obsérvate. Se compasivo frente a ti mismo, sin juzgarte ni culpabilizarte. Obsérvate y trata de comprenderte. Cuando llegan pensamientos, ¿qué reacciones físicas experimentas? Obsérvate y respira. No te preocupes. Tu respiración siempre será el pasaje de vuelta al presente.
A continuación, te regalamos un ejercicio para que comiences a implementar algunas de las herramientas que te compartimos. ¡Disfrútalo!
Busca un lugar tranquilo, donde la temperatura sea agradable y el entorno te ayude a comenzar a relajarte. La posición que sea cómoda para ti será la correcta. Hoy no habrá exigencias, ni expectativas de perfección. Cierra los ojos y comienza con respiraciones profundas y lentas inhalado por la nariz. Sostén el aire por algunos pocos segundos y exhálalo por la boca. Luego de algunas respiraciones, observa tu cuerpo. ¿Busca cambiar de posición? ¿Hay alguna molestia? ¿La mente ya comenzó a nombrarte su lista de pendientes que deberías estar haciendo en este momento?
Esta vez, serás tú quien le dirá a la mente qué debe pensar. Piensa algo que te genere inquietud y que tome la forma de “soy X”. Por ejemplo, “soy torpe” o “qué ridículo soy”. Ahora retén ese pensamiento en tu mente. Concéntrate en él durante unos segundos. Observa cómo te afecta: ¿Qué sensaciones surgen en el cuerpo? ¿Apareció alguna emoción?
Luego de observar ese pensamiento, y recuerda solo se trata de observar, piensa en la siguiente frase: “Estoy teniendo el pensamiento de que…” y entonces completa la frase con ese pensamiento que surgió. “Estoy teniendo el pensamiento de que soy torpe”.
Observa qué sucede, igual que antes. Pero ahora serás tú quien diga qué esta sucediendo en tu mente. Di: “En mi mente ha surgido el pensamiento de…” “En mi mente ha surgido el pensamiento de que soy muy ridículo”.
¿Es un poco más compasivo de ver ahora? No somos nuestros pensamientos. Los pensamientos llegarán, por supuesto que sí, pero podemos dejarlos ir.
Elige el camino que te guíe hacia una vida más valiosa y presente.
Texto: Julieta. Profesora de Yoga. Voluntaria en Inspiranza.
Imagen: Mery. Diseñadora gráfica. Voluntaria en Inspiranza.