¿Te has propuesto algún reto que te haga sentir vértigo con sólo imaginarlo? ¿Tienes un objetivo actualmente y no sabes cómo enfrentarlo? ¿Alguna vez has dejado de lado algún reto por sentirte incapaz de llevarlo a cabo o no saber gestionar las emociones que experimentas?
Debes saber que, como seres humanos dotados de un cerebro que evolucionó para priorizar nuestra supervivencia, es normal sentir ansiedad ante nuevos retos. Nuestra mente desconoce el alcance de dicha novedad.
¿Qué es un reto? Según la RAE se define como “provocación o citación al duelo o desafío” y su segunda acepción es “Acción de amenazar”. Para nuestra mente un reto funciona como una amenaza. Es por ello que, para prepararnos, utiliza las herramientas de las que dispone para protegernos. La ansiedad es esta herramienta. Quizás te preguntes por qué; quizás no entiendas la relación.
Te explicaré: Quiero recalcar, antes de nada, que la ansiedad no es algo malo en sí. Gracias a ella, nos llenamos de energía, nos enfocamos mejor para buscar soluciones y además funciona como una señal para que seamos conscientes de la importancia que tiene. El problema viene cuando nos sobrepasa y nos supera. Lo ideal sería gestionarla antes de llegar a este límite, pero cualquier momento es bueno para llevar a cabo los consejos que te contaré a continuación.
¿Cómo actuar para gestionar la ansiedad ante nuevos retos?
1. IDENTIFICARLA. El primer paso es ser conscientes de nuestro estado emocional. Reconocer y aceptar la ansiedad es elemental, eso te permitirá recuperar el control sobre la situación y utilizar herramientas para gestionarla. Existen varios indicios que te pueden ayudar: sentirte más tenso, dolor en el cuello, sentir opresión en el pecho, problemas digestivos, irritabilidad, miedo constante, dificultad para concentrarte o para dormir, pesadillas, hiperactividad… Escucha siempre a tu cuerpo.
2. ESCRIBIR. Es útil escribir sobre aquello que más te preocupa, ¿te da miedo fracasar? ¿la presión externa? ¿lo desconocido y la incertidumbre que esto conlleva? Pregúntate y escribe: ¿qué es lo que te preocupa realmente? De esta manera podrás enfrentarte de manera mucho más directa. Poner una etiqueta a aquello que nos preocupa nos ayuda a aclarar nuestra mente. Es importante preguntar ¿cuáles son los elementos que puedo controlar y cuáles no dependen de mí? Nos ayudará a enfocar mejor nuestra energía. Por ejemplo, si tu reto es realizar una entrevista de trabajo, los factores que dependan de ti serían: leer e informarte lo suficiente sobre la empresa para desenvolverte mejor y, en base a esta información, prepararte las posibles preguntas que te puedan hacer; ser puntuales; escuchar activamente durante la entrevista y tener una buena actitud. En cambio, existen otros que no dependen de ti: la opinión o percepción del entrevistador sobre ti, si finalmente serás el elegido, existencia de más candidatos o más preparados, etc. Acepta que no puedes influir sobre ellos y suelta estas preocupaciones.
3. PLANTEA OBJETIVOS. Establece los pasos concretos que necesitas dar. Divide tu reto en submetas que sean más realistas y fáciles de llevar a cabo. Coge lápiz y papel, pues nuestro cerebro procesa mejor la información escrita que la que sólo pensamos o decimos. Tras escribir sobre aquello que nos preocupa, podemos empezar a plantear objetivos que también los incluya. Asigna plazos para cada paso, esto te ayudará a ser más eficiente en el tiempo.
4. TÉCNICAS DE RESPIRACIÓN.
Respiración consciente. Si te sientes muy abrumado, para por unos minutos todo lo que estás haciendo. Cierra los ojos; concéntrate en tu respiración. Inhala unos 4 segundos, retén durante otros 4 segundos, exhala por otros 6 segundos. Mientras lo hagas piensa en el presente, en lo que realmente está ocurriendo ahora.
Meditación o Mindfulness. Esta técnica se avala por una amplia evidencia científica. Dedícale 10 minutos de tu día, sobre todo aquellos en los que más estresado estés, pronto notarás resultados. En plataformas como YouTube o Spotify tienes acceso a cientos de meditaciones guiadas, ¡Pruébalo hoy mismo!
5. CAMBIA DE PERSPECTIVA Y RODÉATE DE APOYO. Considera el reto como una oportunidad de crecimiento, no como un problema ni como una amenaza. Son muy importantes las cosas que nos decimos a nosotros mismos y las palabras que utilizamos para definir el reto. Cambiar nuestra perspectiva nos ayuda a enfrentar el reto con una actitud más abierta y segura.
Apóyate en las personas de tu entorno, en tus referentes, tus amigos, tu familia, tu pareja, las personas que están para ti. Cuéntales cómo te sientes. En muchas ocasiones te permitirá cambiar de perspectiva.
Considera la ayuda de un profesional si tienes la sensación de que tu ansiedad se vuelve inmanejable.
¡Practica esta guía y enfrenta con confianza los retos que te esperan del 2025!
Texto: Tania. Estudiante de Psicología. Voluntaria en Inspiranza.
Imagen: Ana. Diseñadora Gráfica. Voluntaria en Inspiranza.